Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://zakariamwxt347517.blogerus.com/60364115/el-momento-exacto-del-cabezazo-de-zidane